El Balance Felicidad / Seguridad

La moraleja de los Ateos y el Tequila (*) tiene múltiples aplicaciones; y una de ellas se desarrollará a continuación.

Cuando uno reconoce que la felicidad es el objetivo más sublime de todo ser humano; ésta se convierte en un objeto de cuidado. Y como tal, no debe perdérselo de vista: o sea, no debe perderse de vista el objetivo. A su vez, los objetivos no se logran espontáneamente y es por ello que resultan necesarios los medios.

En el caso particular del trabajo humano, se da con alarmante frecuencia la confusión entre medio y fin. Lo terrible es que ambos son conceptos radicalmente diferentes en esencia y una confusión de prioridades puede generar efectos indeseables; aún cuando medio y fin sean compatibles entre sí. De cierta manera –aunque un tanto extrema– se puede vislumbrar la dimensión del problema: si uno desea alcanzar la cima de una montaña, (i) nunca llevará un número de herramientas tal que represente un peso imposible de cargar; ni (ii) tampoco emprenderá la travesía totalmente desprovisto de herramientas.

Entonces, aquí aparecen los extremos que anulan todo tipo de logro: en (i) se observa que ante la preocupación exagerada por asegurar el logro de la meta, la tendencia a acumular herramientas (medios) hace perder de vista que eso mismo imposibilita lograr esa meta y en (ii) la ceguera por llegar a la cima (objetivo) puede llevar a enfrentar al desafío temerariamente -o ilusoriamente- sin las herramientas adecuadas.

Corolario: Tampoco te dediques a coleccionar lanchas si vives en Bolivia.


(*) Ver "Los Ateos y el Tequila", publicado el 9 de Octubre de 2004.

Aforismo # 20

"No conviertas tu vida en un Plan B."

Aforismo # 19

"Los sentimientos no se explican; a lo sumo se describen con metáforas."

Aforismo # 18

"No se olviden de los soderos; porque fueron los precursores del Delivery"

Nota Suicida # 1

Siempre intenté darle a la gente lo mejor de mí. Siempre puse una sonrisa a quienes lo merecían, pero nunca me dejé atropellar por quienes demostraron su hostilidad. Regalé mis momentos de plenitud a los demás y opté por reservarme los estados de angustia.

Pero hoy no puedo seguir dándole a mis semejantes todo lo que quisiera; ni siquiera puedo darme a mí mismo lo que quisiera. No culpo a nadie. No culpo a quienes no pudieron observar que mi luz se iba desvaneciendo. Tampoco culpo a quienes pudieron observar esto y no procuraron encenderme.

Mi vida fue tan súbita y útil como la llama de un fósforo que a penas logró encender un cigarrillo en medio de un vendaval; el cual terminó por apagarla inmediatamente luego de que el fumador lograse dar la primera bocanada de humo.

Mi esencia permanecerá en todos ustedes como la nicotina de ese cigarrillo en los pulmones de aquel fumador. Sus ojos derramarán lágrimas por el irritante humo que inundó sus rostros imprevistamente, cuando ese vendaval azotó implacablemente.

Espero que me recuerden tan solo como eso; como un espacio en su rutina diaria. Como un cigarrillo dentro de un paquete lleno, del cual podrán seguir fumando hasta que su organismo diga “basta”.

Aplique el comunismo en su propia casa

El problema de aplicación que tuvo el comunismo se debió a la escala utilizada: el comunismo a gran escala es impracticable. Esto se debe a la imposibilidad de orientar armoniosamente la acción de un conjunto de personas para lograr fines en común; ya que es esperable que en un gran grupo de gente -aunque sean conocidos entre sí- existan diferencias de criterio e intereses disímiles entre sus integrantes.

Por otro lado, generalmente una casa se encuentra habitada por un grupo de gente afín que busca, entre otras cosas, comodidad, buen descaso, comida y un espacio amigable. Pero a pesar de que este conjunto de gente quiera lograr una serie de objetivos compartidos, suelen aparecer situaciones conflictivas que se originan a raíz de la negligencia de algunos: “alguien se olvidó de tirar la cadena”, “no pusieron la mesa”, “nadie lavó los platos”, “hace tres semanas que esa luz no enciende” o “fulano no hizo su cama”. Afortunadamente, es más simple aleccionar afectuosamente a un grupo de gente que cabe en una casa que a una nación entera. Por ello, en una casa basta con un regaño o a lo sumo un par de gritos para ubicar a alguien; pero en el caso de un estado, aquello no bastaría y se debería recurrir a métodos menos amistosos.

Es notable que en las casas donde se practica el comunismo; el estándar de vida de los habitantes y el valor de sus principios éticos es superior al de otras casas donde no se practica. La gente no sólo vive mejor, sino que aprende a valorar el trabajo en equipo y los logros compartidos, también deja de lado el egoísmo y es testigo del fruto de la vida en sociedad. Uno aprende a respetarse a si mismo a partir del respeto al bien común: “si todos dejamos el baño en condiciones, todos entraremos a un baño limpio”, “si todos ayudamos a preparar la cena, todos comeremos bien y pronto” o “si todos mantenemos la higiene del hogar, todos podremos recibir visitas sin sentirnos incómodos”.

En definitiva, no todo es practicable a gran escala ni desechable en pequeña escala y mandar a la mucama a que haga cosas por otros es anti comunista.

Aforismo # 17

"Si cierras la puerta antes de entrar, simplemente no podrás entrar"

La Dosis de Angustia

La angustia es un abrupto vacío en el pecho, o más bien en el alma.

Para encontrarle un origen al sentimiento de angustia, habría que detenerse a observar en qué circunstancia y qué recibió uno a cambio cuando cedió –voluntaria o involuntariamente– esa parte de alma que falta.

Tanto los momentos de angustia, como los momentos de emoción son transiciones entre dos estados de equilibrio anímico. Y tal como sucede en todo pasaje entre dos estados distintos de equilibrio, está presente –precisamente– el desequilibrio.

En la física; el balance de materia representa los diversos estados que podría alcanzar un sistema. Un balance de materia, a grandes rasgos, es:

Lo que entra + Lo que estaba = Lo que sale + Lo que queda

Entonces, si viéramos a una persona como un tanque afectivo; lo que al final le quede, dependerá de lo que tenía antes, de lo que recibió y de lo que dio.

Entonces, cuando uno se angustia, baja un nivel; y esto se traduce como:

Lo que estaba ">" Lo que queda

Y cuando uno se alegra, sube un nivel (pero puede llegar a desbordarse el tanque):

Lo que estaba "<" Lo que queda

Finalmente, para alcanzar el equilibrio (Lo que estaba = Lo que queda); sólo basta con evitar exponerse a situaciones (o a personas) que no le den a uno tanto como uno podría darles.


Aforismo # 16

"La inspiración me asusta; porque cada vez que aparece, me encuentra en un mal momento de mi vida."

Arquitectura de la Soledad

- ¿Qué es no saber estar solo?
- Un mal comienzo.

En principio, uno debe aguantarse a sí mismo; como una columna en posición vertical. Luego la vida va poniendo carga encima y también va poniendo otras columnas alrededor para distribuir mejor un gran peso. Asimismo, la vida va sacando esos pesos o los mueve de lugar y otro tanto pasa con las columnas de alrededor.

El principal problema se presenta cuando el eje de una columna no coincide con el eje vertical. A raíz de ello, uno se preguntaría: ¿Cómo no se ha desplomado aún esa columna? La respuesta es simple: esa columna vive apoyada en otra columna. Pero… ¿Qué pasaría si la vida mueve a la otra columna? Buena pregunta: aquella columna se desplomaría.

Entonces, aparentemente, uno debería vivir aislado, sin entrar en contacto con los demás; por temor a desplomarse sobre si mismo ante la ausencia de la asistencia ajena.

Afortunadamente eso no es así: uno puede observar en el Foro Romano decenas de columnas aisladas que aún siguen en pie desde hace más de dos siglos; a pesar de que la estructura que en conjunto sostenían y las vinculaba entre sí no exista más.

La subsistencia de la persona una vez destruido el vínculo reside –en parte– en las características del vínculo en sí mismo. Por ejemplo: no es lo mismo un arbotante que sostiene las paredes de una catedral gótica, que un arco de medio punto entre dos columnas; porque si cae el arbotante, caería la pared; pero en el otro caso, si una de las dos columnas o el arco de medio punto cae, el destino de la columna restante dependerá, en gran medida, de cuan recta sea su postura original.

Es imprescindible mantener la identidad (columna, viga, arbotante o pared) a pesar de estar formando parte de una estructura (matrimonio, familia, clan o pareja); porque de esa manera uno no vive solo ni deja de vivir si queda solo.