El Balance Felicidad / Seguridad

La moraleja de los Ateos y el Tequila (*) tiene múltiples aplicaciones; y una de ellas se desarrollará a continuación.

Cuando uno reconoce que la felicidad es el objetivo más sublime de todo ser humano; ésta se convierte en un objeto de cuidado. Y como tal, no debe perdérselo de vista: o sea, no debe perderse de vista el objetivo. A su vez, los objetivos no se logran espontáneamente y es por ello que resultan necesarios los medios.

En el caso particular del trabajo humano, se da con alarmante frecuencia la confusión entre medio y fin. Lo terrible es que ambos son conceptos radicalmente diferentes en esencia y una confusión de prioridades puede generar efectos indeseables; aún cuando medio y fin sean compatibles entre sí. De cierta manera –aunque un tanto extrema– se puede vislumbrar la dimensión del problema: si uno desea alcanzar la cima de una montaña, (i) nunca llevará un número de herramientas tal que represente un peso imposible de cargar; ni (ii) tampoco emprenderá la travesía totalmente desprovisto de herramientas.

Entonces, aquí aparecen los extremos que anulan todo tipo de logro: en (i) se observa que ante la preocupación exagerada por asegurar el logro de la meta, la tendencia a acumular herramientas (medios) hace perder de vista que eso mismo imposibilita lograr esa meta y en (ii) la ceguera por llegar a la cima (objetivo) puede llevar a enfrentar al desafío temerariamente -o ilusoriamente- sin las herramientas adecuadas.

Corolario: Tampoco te dediques a coleccionar lanchas si vives en Bolivia.


(*) Ver "Los Ateos y el Tequila", publicado el 9 de Octubre de 2004.

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