La gente soñaba a los pies del Hombre Palmera y él los arrullaba. Les contaba secretos indescifrables.
La gente siempre recordaba bien al Hombre Palmera, porque siempre lo encontraban en lugares paradisíacos.
La gente y el Hombre Palmera vivían en armonía hasta que un día, sin querer, el Hombre Palmera dejó caer un coco en la cabeza de la hija del alcalde del pueblo y éste lo mandó a matar.
El Hombre Palmera no pudo huir, porque ya había echado raíces en ese lugar tan querido.
La gente, entristecida y llorando, recogió los cocos que yacían dispersos en la arena; y una noche de lluvia, los sembraron bajo la mansión del malvado alcalde.
Los cocos germinaron y, sin prisa y sin pausa, brotaron pequeñas palmeras que fueron creciendo debajo de la mansión. Cada día que pasaba, al alcalde le costaba más y más entrar a su casa y, por tanto esfuerzo y sudor, una noche cayó enfermo. Luego de varios días en cama, el hombre decidió retomar sus actividades y salió de su casa apresuradamente.
No se dio cuenta que su casa estaba a varios metros de altura y, ante la mirada atónita de todos, cayó desde lo alto y se hizo mierda.
6 comments:
Encantome
genial!
pasando nuevamente por acá no te dije que esa palmera está bárbara y que claramente veo a un hombre palmera que "va hacia...".
mucha sabiduría de tanto mirar el mar.
Quiero ser el hombre palmera, vengar y volver a mi lugar frente al mar.
Pics: Alegrome.
Alelí: El Hombre Palmera se sentiría muy halagado por tan detallada observación. El mar es un espejo para el alma y la montaña, para la mente.
Charlottero: La venganza se disfruta con ron y adentro de un coco.
me encanto como dicen las chicas, feicitaciones, y la foto tremenda. sì.
aguanten Los Palmeras!
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