Al principio no le prestábamos atención… incluso ni siquiera lo percibíamos.

Empezó a ser evidente cuando la conversación se cortó y las muecas de desagrado comenzaron a proliferar entre los presentes.

Era claro. Era incómodo y nadie sabe de dónde venía.

Se manifestaba como un olor agrio, pero no se percibía por la nariz. Un humo que molestaba en cierta medida, pero no a los ojos. Un malestar estomacal sentido en un lugar indescriptible, apenas físico, afectó a todos.

Y tomábamos conciencia de esto a lo largo de un tenue progreso desde la alegría al malestar.

Tenue. Paulatino.

Y de un momento a otro se fue pasando y retomamos la conversación.

3 comments:

Oξitoξi said...

pasó un angel

Alelí said...

la muerte?

fernandes said...

No se qué era. Ni lindo ni feo, pero medio paja.