Todo terminó entre nosotros...



Antes de empezar ya sabíamos que no era posible, sin embargo lo intentamos.

Hiper Primera Persona


El problema es que a través del telescopio veo que actúo sin darme cuenta que me estoy observando. Lo desesperante es que estoy hace tiempo atrapado en esta situación y no sé cómo salir; porque por un lado, sólo puedo observarme y por otro lado, actúo irreflexivamente.

Realmente, tampoco recuerdo bien cómo terminé en esta paradoja.

Al observar por el telescopio, todo mi ser se vierte sobre la realidad, pero no puedo moverme como de costumbre. Abarco todo, pero al final del túnel observo que en realidad sí puedo moverme como de costumbre, pero sin ser consciente de la importancia de ello.

Ensayé algunas explicaciones, pero lamentablemente no puedo dibujarlas; sólo puedo comentárselas a la persona que está siempre detrás mío. Las otras personas (esas que tampoco puedo ver, pero sé que están), me ayudan. Aunque no puedo hablarles ni escucharlas, hacen, en la medida de sus posibilidades, todo aquello que necesito. Si no fuera por ellos, que mantienen en pie las estructuras, yo estaría en la penumbra.

Estoy atrapado hace tiempo y lo único que puedo hacer es observar pasivamente lo libre que soy.

Ultra Primera Persona


Me veo de espaldas a través de un telescopio. Miro mis acciones y las comento con alguien que está detrás de mí. Le pido ayuda a unas personas para mantener estructuras, que si las descuido, se desarman. Estoy delante y detrás del telescopio, pero algunas cosas no las puedo controlar y por eso les pido ayuda a esas personas que están entre el telescopio y mi espalda. Yo sé que están, pero no las puedo ver, porque estoy de espalda y porque están fuera del campo visual del túnel óptico.

Habitan en la oscuridad del túnel. No sé cómo se llaman, pero las llamo y vienen.

Cosas con luz propia


El sol me ilumina y la gente me ve porque mi cuerpo refleja la luz del sol. Yo no soy la fuente de la luz, sino un medio, un lente, por decirlo de alguna manera.

Mi imagen en la TV sí es la fuente de luz. No hace falta la luz de un sol reflejando contra mí para hacer visible mi arreglo físico. Los rayos catódicos, plasma, LED y sus futuros (y presentes) sucedáneos le dan  luz propia a mi imagen. Y la gente me ve por TV y me ve brillante. Me desconoce. Me ve como el sol.

El fuego me ilumina porque tiene luz propia y lo miro al igual que mis antepasados, como bichos ante lamparitas. Quisiéramos ser como el fuego, como el sol; pero no tenemos más remedio que ser como la luna. Y por ello dejamos que ella nos marque el ritmo, los ciclos que se repiten una y otra vez para hacernos olvidar que queremos ser como el sol, que siempre está ahí para iluminarnos.

El fuego nos sorprende, los bichitos de luz, las estrellas. Cosas con luz propia, en definitiva.