Olvídense de mí por un tiempo

Me compré un bongó y hasta no sacar Raining Blood de Slayer no volveré a publicar nada.

Gracias.

(Para más información, diríjase a mesa de entrada de Türbo Prøduktcja)

Cielo de Cristal

Miró al cielo en típica pose de recuerdo y una brisa helada congeló sus ojos. Las lágrimas le devolvieron un poco de vida, pero tal vez ya era un poquito tarde.

Almuerzo de Cristal

Apoyada en el respaldo de un banco de la placita y con la mirada perdida, pellizca pedacitos de un sándwich de jamón y queso que va comiendo lentamente. Su bufanda de lana fucsia se mueve por el viento y el pelo se le mete en la boca. Se desconcentra y se limpia. Se acomoda el pelo detrás de las orejas.

Su nariz está rosada. Hace frío.

Tranxe Estático




Estado de conxiencia del usuario #375A del iGarch.

Pixel bacteriano


Vista microscópica del pixel bacteriano desarrollado por Ápol.

Daños colaterales del uso del iGarch

Proliferación de parásitos cerebrales binarios en un usuario examinado.

Se concluye que la radiación del iGarch estimula el crecimiento de microorganismos parasitarios.

Interferencia del iGarch


Ápol desmintió rotundamente las versiones en torno a una posible interferencia del iGarch sobre el hemisferio izquierdo del cerebro.

Circuito integrado del iGarch


Tejido íntegramente por Oompa Loompas.

Prototipo de iProle

De acuerdo a lo informado por los voceros de la resurgida Texas Instruments, el iProle, su nueva plataforma, estará disponible en el mes de Termidor. Las ventajas de este gadget respecto al iGarch, es que interactua P2P generando enlaces de lo más revolucionarios; por ejemplo: capta los deseos sádicos de tu jefe y los transforma en entradas on-line para kermesses.

El Plano

Diseñar el universo es el primer paso para poder destruirlo.

Microbio de Pixel






Científicos Kosovares encontraron colonias de microbios pixeltrópicos en las ruinas de Chernobyl.

Vomitando Demonios


De la mano de Orlok, seguimos en la onda satánica.
(Ya pasará, no se preocupen: no hay mal que dure 100 años)

Stalker

Un blog me atrapó. Me obsesionó. El hito fundamental de mi rutina diaria era ver ese blog, comentar y esperar respuesta a mis comentarios. A veces entraba cinco o seis veces por día para ver si había respondido. Me encantaba el foro que se armaba.

Hice todo lo posible para conocer al autor y finalmente charlamos por mail.

Este medio es una bendición. Me puso en contacto con personas que están en mi misma sintonía, que cada día postean cosas que hacen mella en mí. Me atrapan los blogs que están sincronizados con mi estado de ánimo, donde se postean cosas que, increíblemente, pasaron por mi cabeza momentos antes.

Y ese blog era así. No podía creer la conexión que había con su autor. No podía creerlo. Me comuniqué nuevamente y lo contacté por mail. Nunca supe su nombre verdadero ni su sexo. Necesitaba verlo, conocerlo. Saber cómo era. Qué era. Quedamos en vernos y me plantó. Esperé dos horas y nada. No tenía su celular y nunca pude saber el motivo de su cancelación.

Traté de ubicarlo por mail y nada. Nunca sentí tanta bronca. Me sentía estúpido, de haber abierto mi mente y mi alma a esa persona que me dejó plantado. ¿Por qué hizo eso? Si estábamos re conectados.

Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito.

No puedo creer que haya gente que deje pasar la oportunidad de encontrarse con su complemento. No puedo aceptarlo. No puedo admitirlo.

Seguí entrando a su blog para ver en qué andaba. Y siempre igual, siempre acertando, dando en el clavo, demostrándome día a día que había una conexión especial entre nosotros… de esas que no deben dejarse pasar.

Seguí haciendo comentarios y empecé a entrar más veces por día y nada. Ni me registraba. Ya no me respondía.

Me dio una mala sensación cuando activó la moderación de comentarios. Y yo tenía razón. Estaba seguro que algo iba a hacer. Porque somos iguales, pensamos igual y yo haría lo mismo. Si. Empezó a suprimir mis comentarios.

¿Por qué pone tanta distancia? ¿No se da cuenta que me lastima? ¿Qué le cuesta responderme o dejar mis comentarios?

Entonces empecé a hacer todo lo posible para que me prestara atención, empecé a buscarlo, buscarlo y buscarlo. Llamé su atención de todos los modos posibles, le dejé mil mensajes, mil mails, mil palabras. Lo empecé a putiar como nunca putié a nadie, para que se diera cuenta de su error, de su mezquindad. Quería volverlo tan loco como él me volvió a mí.

Un día lo logré. Cerró su casilla de mail y su blog.

Pero yo ya se donde está y quién es y cómo se llama y cómo acceder a él. Porque todos cometen errores y dan pistas sobre su identidad y paradero y datos personales.

Ahora estoy frente a la puerta de su casa y me va a escuchar. Me va a conocer. Lo voy a conocer. Ahora va a entender que no tiene que hacer eso. No está bien hacerle daño a la gente que es buena como yo, que abre su corazón y su mente.

Me devora la ansiedad, me devora. Me devora. Me devora. Me…

Qué buen pedo me puse para bancarme esto. Santo remedio es el alcohol. Santo remedio. Y fumar. Fumar. Fumar. Fumar. Me abre la mente.

¿Habrá alguien adentro?

Me quedo haciendo guardia. Espero, espero, espero. Fumo, fumo, fumo.

Nadie contesta. Le dejo una carta por debajo de la puerta para que sepa que pasé por acá y se prepare para lo que viene. Ahora sabrá que se donde vive, quién es y dónde está. Que ya no puede ocultarse detrás de Internet. Que puedo tocarlo y hacer lo que quiera. Que la ansiedad lo devore tanto como a mí.

Pasé la carta bajo la puerta y me fui a casa.

Al llegar a casa encontré un papel que me atormentó. 

No anda, no quiere, no funca...

Le dió...

PAM PAM PAM

Con un palo...

Y nada.

PAM PAM PAM

A ver, a ver...

Ahí va.

Prototipo de iGarch



De acuerdo a Steve Jobs, esta nueva plataforma interactúa con tus más profundos terrores, rencores y obsesiones y los transforma en alegres motivos tridimensionales.

Mi amigo Robot


Me siento privilegiado. Una o dos veces por semana nos juntamos en casa a chupar con Bender.

De niño él tenía un chofer robot.

Si no fuera por Bender, hoy no escucharía Calamaro.

La Infancia de Lecter

Extreme Noise Terror


Roberto, mi chofer robot

Yo ahora milito en Independiente.

Pero antes mi vida era otra cosa.

Yo tenía un chofer. Un chofer robot.

Su nombre era Roberto y "cuando era niño*, me llevaba al colegio.

En el Washington hay guita, pero no sé si podríamos calificar a ese colegio como cheto.

Qué se yo. Yo lo único que se es que era el único con un chofer robot.

Y eso me daba prensa.

Y así empecé.

De a poquito. Aprendiendo de Roberto.



(*) ... y conocí el Estadio Azteca. Me quedé duro."