Caminando de nuevo

Ayer me animé a volver por una senda distinta por la que vine (por lo menos en un tramo de mi caminata). Cuando me sentí ubicado pensé en cuán parecida es esta ciudad con la humanidad: tanta belleza, tanta incompatibilidad, tantos callejones sin salida.

Quizás sea así porque el lienzo de esta obra es un valle andino; y por ello el pincel que la pintó no logró alcanzar toda su superficie de forma regular. Las incompatibilidades se me hicieron más evidentes, como los remiendos en la camisa de alguien que uno ve día a día. Hay mucha vegetación, mucho gris y mucha oscuridad.

Antes de emprender el regreso al hotel, observé durante unos minutos las luces de la colina y ese cielo nublado.

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