Algo hizo que paulatinamente dejara de mirar al horizonte… El mar entró por mis dedos, inundó mis talones, y llenó de agua mis rodillas para sumergirme lentamente en el plano que separa al espacio de la tierra. De un momento a otro me encontré dividido por el mismo filo que partía la continuidad del espacio en dos conceptos distintos.
Esa imagen puso en mi conciencia el profundo significado de mirar el atardecer en una playa desierta y presenciar cómo la arena cedía su lugar al fluido salado que daba forma a un desierto desafiante, que mostraba el agua pero no permitía beberla.
Comprendí que estaba frente a un espejo de agua mortal.
El piso de piedra hecha polvo me mostró la magnitud de su poder. Un poder para moler rocas durante millones de años sin cesar…Verme sumergido hasta mis rodillas en una fuente de poder eterna. Más poderosa y antigua que el Santuario Megalítico. Y era la obra de un ser superior. Un ser capaz de darle belleza a un mar muerto.
Era descubrir que el hombre no envejecería si viviera en el espacio.
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1 comment:
que loco, hermano! que loco!
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