"... a partir de allí esa visión fue su única guía para salir del altiplano y llegar hasta el Santuario Megalítico en condiciones para recibir a las reinas germanas.
Ya en las puertas de aquel Santuario, reconoció a las dos jóvenes de pieles resplandecientes que lo miraban sonriendo. Cada una de ellas le dio seis semillas que ardían en su interior..."
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