Utilizar bombas de estruendo en marchas para reclamar alimentos es una inversión. Si bien se podría comprar hasta 10 kilogramos de leche en polvo o 20 de harina o 15 de arroz por el precio de cada una; lo importante es pensar en el largo plazo y comprender que cada bomba que estalle alzará la voz del pueblo hasta los despachos de los poderosos y éstos, por temor, le darán al pueblo el doble de alimentos que podrían adquirirse al precio de un modesto arsenal de pirotecnia.
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